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Cierto día, en un campo cercano al lugar do de ella se crió, los invitan a una gran ternera. Iban a recibir a un político que irIes a dar a conocer suave ideas al campesinado. Todos contentos parten a la recepción.
Se van a pie, se consiguen a otros, conversan, cosechan, tragos y comida gratis.
- ¡No me lo voy a perder! - grita Pantaleón.
Llegan al sitio destinado a los efectos. Primero puro bla, bla, bla, nada de nada, por ninguna parte se ve a Linda*.
Su madre, una sabía mujer se le acerca a otras y con voz recia les dice:
- "Comadre , recojo a mi gente y me voy. Yo todavía tengo yucatán y carato en mi rancho."
Emprenden el regreso. Hay muchos carros, pero como la tía es tan tremenda va jugando las puertas y se consigue una abierta ¡Dios!¡Cual es la sorpresa! Un rolo de pollo que parecía un tori-gallo en una cartera en el asiento junto al del conductor y la muy viva, ni corta ni perezosa dice:
-"Mamá, esto es mío, yo me lo conseguí"
No hay de otra. Se orillaron a un lado del camino y muertas de hambre como estaban se comieron su pollo.
Así, son las cosas, movilizan un poco de gente y no se preocuparon porque todos recibieran lo prometido y sólo un pequeño grupo aprovechó él banquete .
No, mijita, al que actúa de mala fe le va mal.
Miren, el pollo tuvo otro destinatarío: mi querida tía Senobia
Por: Carmen Muñoz de González
Por: Carmen Muñoz de González
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Fuente de la imagen: https://reygif.com/gifs/categoria/pollos-asados-148