El llano con su inmensa sabana y su mágico realismo que envuelve a sus habitantes en una nube de misterio y asombro dejando a muchos helados los huesos.
En un campo aledaño al fundo donde se criò mi comadre habìa un hombre del cual decìa la gente que se había unido con el Maligno en pacto para que su fundo prosperara y quedara resguardado de los cuatreros. Lo cierto es que el que osara penetrar dicha propiedad o pensara en robar algo se quedaba en el mismo sitio dando vueltas alrededor como una zaranda sin cabuya. No encontraba la salida y al ir un peón a avisar lo sucedido, el dueño, recostadote en su hamaca, decía:
- Déjemelo allí un rato más, luego voy.
Y como por arte de magia el fulano entraba en razón y salía corriendo sin recordar nada, solo el polvo de las alpargatas como fugaz rastro de que no había sido invitado.
El hombre en cuestión enfermó gravemente y los vecinos acudieron a visitarlo. En el campo las casas quedan retiradas unas de otras. Ya comienza a despuntar la tarde, los visitantes deben partir y el enfermo con voz fuerte y sonora replica:
- ¡Cuidado con la oscurana! Es octubre final, ya viene el mes de los muertos.
Todos se miran. Entre ellos había un joven.
- Usted también se marcha.
- Sí, debo partir, temprano hay qué ordeñar.
La visita se aleja, se dispersan en el cruce, pero allì el jóven siente un fuerte escalofrío. Llega con una fiebre muy fuerte a su casa. Habìa caido un gran aguacero. Enfermo por tres días con una fiebre de mil demonios. Sólo logró decir que alguien invisible se le montó en el anca del caballo.
El viejo murió, el jóven también, de enfermedad desconocida. Esa noche en el fundo
no dejaron de maullar decenas de gatos. El fundo desapareció.
¡A alguien hay qé echar la culpa! Yo, por si acaso, me santiguo tres veces al día porque yo no creo en brujas pero...de que vuelan, vuelan,
Carmen Muñoz de González
Villa de Cura, edo. Aragua, Venezuela
Sitio web de la imagen http://www.venezuelatuya.com/natura/sabanas_llaneras.htm