Camila ha sembrado unas semillitas de auyama y unos granitos de caraotas en un hueco en el patio de la casa.
Ya han germinado. Todos los dìas ca hacia ellos y con mucho amor y dulzura les habla:
- Mis auyamitas, mis caraoticas ¡Què lindas!
Las arrucha con ese gesto inocente que suelen dar los niños.
Pero la que ha crecido màs es la humilde auyama. Sus frondosas hojas estàn arropando el patio, sus bejucos se extienden a la luz del sol para tomar fuuerzas y dar hermosos y comestibles frutos.
Tambièn sembrò en unospotes vacíos de refresco dos pepas de aguacate y tres de mango. Ya dijo que eran para la parcela de su abuelo Jorge.
A los niños hay què incentivarles el amor a la Madre Naturaleza, a la siembra, que sepan que lo que comemos hoy lo tenemos porque alguien lo sembrò y cuidò. Esa pequeña semilla ecològica en el corazòn de un niño es nuestra esperanza para un mañana mejor.