lunes, 29 de julio de 2019

TRABAJADORES EJEMPLARES



"El trabajo dignifica al Hombre" dicen por allí, pero ¡Cuán importante es saberse desempeñar bien en el oficio o profesión que uno toma como medio de sustento para cubrir sus necesidades básicas. Cumplir el rol que le fue encomendado y hacerse conocedor del mismo.  Este es el caso de Don Rómulo Bermúdez, oriundo de Tucupido, nacido el 5 de septiembre de 1926 y quien llegó a nuestro pueblo de Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela, en 1935. Acá realizó diferente oficios hasta que un amigo lo llevó a trabajar a la Oficina Municipal de Arrendamiento con el cargo de Cobrador de Rentas Municipales.  Su función de recaudador de impuestos le dio carta abierta honorable en este aspecto.

Cada comienzo de año se oía decir en las casas:

- Hay qué llamar a Rómulo para ponerse al día con el cánon de la vivienda
(O cualquier otro menester referente al pago de impuestos de arrendamiento)

También era conocedor de la Tenencia de la Tierra, Catastro y Ejido. Permaneció desde 1955 hasta el 2008 cuando fue jubilado.

Otro trabajador ejemplar: Luis María Coronado, ejerció el puesto de mensurador de la tierra, conocía palmo a palmo cada lindero, cada vecino.  Toda una autoridad en el asunto compra-venta de terrenos.  Su esfuerzo y conocimientos eran valiosos en el área catastral.  Trabajó allí desde que tomó posesión como Presidente del Concejo Municipal el señor José Tomás Ojeda en la época del ’60.
Estos dos caballeros eran tomados en cuenta por cada nuevo alcalde, no se atrevían a reemplazarlos, eran llamados cuando se necesitaba cualquier opinión referente al tema.  Dejaron una huella en el trabajo que tomaron como suyo para vivir de él y ejercerlo en forma sabia, cordial, cabalmente y así ser recordados con agrado por generaciones venideras.

TRABAJA, SÉ UN EJEMPLO

Carmen Muñoz de González, Villa de Cura, julio 2019

jueves, 25 de julio de 2019

LA TÍA SENOBIA Y EL PRETENDIENTE INDESEABLE




¡Dios mío! ¿Quién ha dicho que los jóvenes de antes no eran tremendos? Siempre lo han sido, antes y después las travesuras han existido por los siglos de los siglos amén.

La tía Senobia, mi bien ponderada tiíta, vivió una infancia plena y mitad de su adolescencia allá en Las Guasduas, (estado Aragua en Venezuela) al aire libre, jugando y comiendo lo mejor que el ambiente proporcionaba, pero cuando la situación mejoró construyeron sus padres una casa en en el pueblo con un buen solar que tenía la familia y allá dejó enterrado su ombligo junto a la mata de tapara y ¡Partida al pueblo! Allí las distracciones eran otras.
Había un grupo de hombres maduros y su padre las amenazaba que sus tres dulces niñas con ellos casaría pero no por amor sino a conveniencia.

Un domingo, luego de la visita que la tarde religiosamente hacían a sus compadres cercanos, van las tres chicas solas y encuentran de un lado del maizal durmiendo junto a su perra que no lo desamparaba a uno de los candidatos. La tía comenta a las otras dos:

-"¿Por qué no le hacemos una broma?"


Y su hermana mayor, como él era el prometido, agarró unas ramas de las que habían cortado y le dio sus chaparrazos para que se le pasara la juma que tenía, por borracho y jugador.

Hasta allí llegó la admiración y casamientos comprometidos nunca, el amor fluye y es espontáneo, más nunca se quedó dormido en la carretera.



Carmen Muñoz de González, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela