¡Ay, mi tia Senobia y sus cuentos! ¡Tiene un verdadero repertorio!
Anteayer la voy a visitar y luego de nuestra merienda (Un delicioso arrocito con leche, cremoso, exquisito, oloroso a canela) me echa el cuento de su tío Justo.
Alá en la majadita tenían los aledaños sus vaquitas, claro que no era una manada, sólo dos o tres vacas por familia para su sustento diario de leche, pero en la comunidad había un individuo que alardeaba como ninguno de sus vacas.
En todo momento que podía decía ¡Cada cosa de ellas! Que si una parió dos becerros en un parto, que si le daba dieciocho litros de leche, que esto, que lo otro, lo oían y se reían de sus locuras.
Un dia llegan a la taguarita que servía de pulpería, botica y bar, y Justo pensó:
"Ya va a venir este con sus disparates, no tengo mucho dinero para tomarme mis traguitos" Maquina en su cerebro "Yo se, él cree que nadie puede sobrepasarlo, pero lo tengo"
Saluda muy atento con el refrán de costumbre:
- "Arpa vieja sin clavija ¿Quién ha visto cucaracha en baile de gallinas?"
Cerca del patio de bolas criollas estaban unos músicos tocando un joropito alegre y empalagoso.
Pasa el rato, comienza el desafío y Justo lo pica:
-Mi vaca hace una cosa que la tuya no hace-
- ¿Sí, compadre? Dígame, cuénteme.
- Bríndeme un palito.
Y vuelve a preguntar Justo, pero así se pasa un buen rato, se envuelve en una maraña de preguntas, hasta que el fanfarròn se està cansando del juego y Justo, con gesto desfachatado, malicioso, para darle màs calor a sus ponderaciones responde:
Mi vaca da leche condensada,
mata moscas con el rabo
y dice "tolòn, tolòn"
Da media vuelta y se pierde por el camino bajo las carcajadas del gentío y hasta allí quedó eso.
El hombre con los ojos claros y sin vista, boca abierta, mirada impalpable y limpio por embustero.
Carmen Muñoz de Gonzalez, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela
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