NOTA: LA FOTO ES SOLO REFERENCIAL
Por: Carmen Muñoz de Gonzalez
Villa de Cura, estado Aragua
Llegó el Carnaval ¡Cuántos recuerdos! Época de alegría, papelillo, caramelos, echadera de agua, negro de humo, otros tiempos.
Recuerdo un cuento de Carnaval, cuando en la Plaza Miranda se bailaba amenizado por el Sr. Ricardo Flores y su flamante picó con los mejores plon de la temporada y disfraces: arlequines, pierrot, dominó, negritas.
Un caballero de esa época, muy pájaro vivo él, enamoradizo como ninguno, se citó al baile con una candidata. La esposa lo estaba mosqueando y cuando él en sábado de Carnaval partió en la noche sin explicación alguna no imaginó lo que ella estaba tramando.
La muy vivaracha se disfrazó de viejito y a bailar se ha dicho. Cuando llega lo ve muy acaramelado con su damisela. En una de esas vueltas se acercó y de un sólo templón le tiró del sombrero hasta los hombros a la señorita quien había ido disfrazada de de mejicana. Por lo cual le gritó: - ¡Hasta aquí llegaste, hasta tu Rancho Grande! Bautizándola así hasta el úlñtimo día de su vida: la Rancho Grande Quita Marío.
Lo que ella nunca aceptó fue que allí el muérgano era el marido. Y él se las hizo hasta ya viejito y muy foronda decía: - Yo soy la Catedral, las demás las capillas.
¡Qué cosa! ¿No? Conformarse con eso y vivir esa penitencia de cuidar a otro.
No, mijita, mejor me preparo para la Cuaresma, la fiesta del alma, y a purificarme.
Sitio web de la imagen: http://www.pueblos-espana.org/castilla+y+leon/avila/cabezas+del+villar/73351/
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