Por: Carmen Muñoz de Gonzalez
Villa de Cura, estado Aragua, República Bolivariana de Venezuela
Aunque las circunstancias parezcan adversas, creo fielmente en Dios y en el dicho o proverbio que dice “Dios proveerá”. Doy gracias por el sustento diario. Valorar las cosas simples de la vida. Recordar mi infancia, el viejo vapor de maíz donde cada día se llevaba a moler el grano para hacer la arepa, el pan del venezolano.
Vuelvo al pasado y reconozco mis capacidades, las cuales todavía no había utilizado.
Guardada en un rincón de un cuarto la vieja máquina de moler marca Corona, llena de polvo, paradita como soldado esperando que le den una orden, despreocupada del tiempo, me ve todos los días cuando entro a esa habitación.
Yo decía dentro de mí:
-Un día de estos te llevo al Museo Inocencio Utrera para que pases a formar parte de su colección de antigüedades.
Pero…no. Ella apegada a mí, nunca se dio lo pensado.
Un buen amigo trajo como tres kilos de maíz, el alimento de nuestros ancestros. Todo bello, limpiecito, enterito, amarillito. Mi comadre María José lo guardó como un tesorito, porque ella quería tomar carato y no lo había podido hacer.
Llegó muy triste por haber hecho una larguísima cola y no agarrar nadita…la harinita se esfumó.
Entonces, en una niebla de confusión, de repente, me llega un impulso interno que me lleva a la solución:
-¡Ajá! Aquí estoy yo esperándote para resolver el problemilla.
Y ¡Zas! Se prende la luz:
A sancochar el tesorito – el maíz-, a moler se ha dicho.
En completo silencio y tranquilidad, con brazo amoroso, realizamos la faena.
Y así es: la gente desprecia a los viejos que tienen un cúmulo de sabiduría. Todos los días obtenemos lecciones de vida.
Estoy pensando en ponerle motor a la vieja máquina y vender maíz molido. Sería una buena fuente de ingresos, hoy en día que todo se vende. Los reales están hechos, lo que hay es qué buscarlos.
A comer arepa, bollo y majarete.
A retomar las tradiciones del maíz pila’o y molí’o
COMENTARIOS:
Maria Gonzalez Yo también hice lo mismo con la máquina de moler , de mi abuela , me la regaló veinte días antes de partir y sus palabras fueron proféticas : toma hija , con este aparatico me gané el pan para tu papá y para mi , no pedí , trabajé y nunca pasamos hambre , tal vez en algún momento te ayude , porque una nunca sabe , la vida da muchas vueltas , cuídela ! Bueno aquí estoy 19 años después , moliendo para hacer las arepitas . Gracias A Dios !
Veronica Carpio Muy buena idea...y díganme donde lo van a vender para ir a comprar.....?
Judith Araujo DIOS, RECUERDO A MI MAMA ANA