Por: Carmen Muñoz de González
Volvemos a oír el Ave Marìa por las calles de La Villa, Llegò la Peregrinación a La Gruta de la Virgen de Lourdes, tradición religiosa que nos envuelve cada año en un manto de luz celestial. Con ella recordamos tantas personas comprometidas y aquí viene el recuerdo: la imagen del Sr. Marcos Vidao. Hombre honesto, trabajador, casado por setenta y seis años (Bodas de Diamante, nada mas y nada menos) con Petra Trinidad López de Vidao, procreando una pila y un montón de hijos (Veinticinco) entre biológicos y criados. Nietos cincuenta y uno, biznietos sesenta y dos, y trece tataranietos ¡Una guará! Eran otros tiempos: ¡Oh, Dios proveerá!
Se le veía con su liquiliqui blanco, cruz con cinta morada a un lado del pecho que distingue a los peregrinos que bajan de la Sierra del Sur el Viernes de Peregrinación. Con voz sonora, libro en mano, cantando alegre, recibía a los visitantes bajando las escaleras del Calvario en procesión para dirigirse a la Gruta de Lourdes.
Hombre fervoroso, creyente, buen vecino, siempre al lado de su gente. Parroquiano de la comunidad de Las Mercedes, inicia su vida laboral en las alfarerías y cultivos, luego con la venta de estos productos adquiere la fábrica de escobas La Esperanza. Más tarde un camióncito que le serviría para llevar las escobas y traer verduras. Esto lo hacía entre La Villa y Caracas, hasta que pasa al Hospital Asilo Santo Domingo trabajando con la Hermana Socorro y luego para el internado de niñas Padre Jiménez a manejar el autobús privado de la escuela.
Una anécdota del Sr. Marcos fue que le prestó el camioncito a su hermano José Gregorio quien tuvo un percance: Se fue por un voladero por Los Teques y allí se lo dejó. Al llegar le cuenta lo sucedido y, con sabia paciencia, el Sr. Marcos le contestó:
-"¡Bueno, Dios me lo deparó, Dios me lo quitó sin más nada"
Así, entre la iglesia, su trabajo y su familia transcurrió su vida y a los noventa y dos años emprendió el viaje final a la Patria Celestial.
FOTO: Del archivo de la Familia Vidao
Agradecemos a las hermanas Flor y Rosana Hernández Pasquier en cuya casa escaneamos la foto.
wao en realidad aprecio todo lo que dices de mi abuelo marcos vidao que dios lo tenga en la gloria dios te bendiga ati muchas gracias
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