Vicente, joven emprendedor, desde hace siete años abrió su negocio caminante. Esta empresa se llama "La Batería", en honor a la de su carro, que fue la que vendió para, con el importe recibido por ella, comprar dos termos e incursionar en el negocio. Poco a poco lo ha ampliado él mismo. Es próspero, amable y gentil en la atención a su clientela. Aunque una vez le jugaron una pesada broma: Estando en el Centro Comercial Villa Center, atendiendo a varios clientes allí, dejó su carrito estacionado en un buen lugar donde no molestaba a nadie. Va a hacer entrega del pedido de varias de sus bebidad en algunos locales comerciales, cuando sale presuroso a buscar otros pedidos... ¡Sorpresa! No ve el carrito. Corrió de un lado a otro, preguntó por allí, se pregunta "¿Qué está pasando?" Va a la emisora Kristal, donde está su amigo "El Niche", el locutor, y le cuenta lo sucedido. En eso, cuando ya no hay fuerzas y oscuros nubarrones nublan la mente, en una esquina, recostadito, está el carrito...como si nada...y las carcajadas de unos lindos chicos contando la gracia. "Eso no es broma, mijito" Menos mal que no pasó de allí, de una simple muchachada.
Su típico silbido imitando al Cristofué que lo identifica y hace que se sepa que está por allí o viene llegando, lo tomó de un día en el que se puso a pensar cómo se identificaría para hacer saber su cercanía con la venta de su producto. Justo en ese momento se quedó extasiado contemplando el pajarito posado en un árbol, allá en la Plaza Miranda, su canto le hizo recordar a nuestro Señor Jesucristo y lo tomó como una señal divina para él, señal de la que se apropió y multiplica en cada una de sus salidas a trabajar.
Vicente es el más fiel exponente de que "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar"
Suerte y felicidades, amigo Vicente.