Carmen Muñoz de González, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela
Manuel Ernesto Oliveros Breto, descendiente de la madama Brandy, comerciante italiana que se radicó en Valencia, estado Carabobo, Venezuela, hace mucho tiempo atrás.
Manuel nació aquí, en nuestro pueblo, el 8 de septiembre de 1942. Pintor "de brocha gorda" - como decían antes - con sesenta años de experiencia en su trabajo.
Exquisito como ninguno. Cien por ciento detallista. Lo que realiza lo hace muy bien. Su lema: no negar el material para una buena realización del trabajo.
Recuerda con muÉl cho cariño a una clienta suya - que en Gloria esté - la cual le recomendaba cada año cuando pintaba su casa que rindiera la pinturita aunque fuera "con salivita" ¡Y eso que eran otros tiempos!
¿Manchar el piso? No. Nunca.
Él va pintando con esmero y arrastra un trapito impregnado con un diluente si la pintura es a base de aceite y con agua si es pintura "de caucho" para no dejar rastro alguno.
Una de sus anécdotas - que son muchísimas, porque ¡ Cuántas casas visitaba! ¡ Y se lo peleaban para que fuese a pintarlas! - fue que estaba arreglando un techo y observó que la lámpara estaba un poquito sucia.
Él, muy "salí'o: - por cierto - la agarró para limpiarla y se le vino al piso. Cuando llegó la dueña de la casa, le cuenta lo sucedido y la misma responde:
-"Yo no lo traje a limpiar". Calladito aprendió la lección.
Manuel es un hombre preparado. Estudió en sus años mozos en la Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterio, en Maracay, por tres años
pero el factor económico privó en ese entonces.
Leer - su hobby predilecto - sobre todo temas que traten de la vida después de la muerte. Le apasiona el tema.
Oyente de música clásica y folklórica.
La Navidad para él... ¡La mejor época del año! No sólo porque era la zafra para pintar sino por los arreglos del ambiente festivo.
Él se quedó en la época de que "te ves pachuco" y sus zapatos negros ¡Brillantes!
Amigo fiel. Cristiano - de acudir todos los domingos a Misa y respetar los preceptos-
Es un galán empedernido.
Todavía a su edad se mantiene activo y realiza algún trabajito aquí y allá.
Ahora, en el ocaso de la vida, contempla lo que hizo y lo que dejò de hacer.
Yo siempre le digo: _"Dejaste de aprender a ser cheff"... porque ¡Cómo cocina el hombre! Buena sazón.
Pero en su época no estaban tan de moda las escuelas para la formación de estos profesionales en la cocina. Ahora hay nuevos emprendimientos. Eso es muy rentable. Así es la vida. El tiempo es el que se encarga de darnos la experiencia que luego es tarde. En otras palabras: *"La experiencia es un peine que la vida nos da cuando ya estamos calvos"*.
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