lunes, 24 de octubre de 2016

LOS SONIDOS DE REINA



Por: Carmen Muñoz de Gonzalez

Los niños criados en el campo se hacen tan conocedores de su entorno como ninguno.

Mi prima Reina aprendió a oír e internalizar el sonido emitido por los animalitos.  Un día llegó de visita su abuela quien vivía en el pueblo.

Cuando la visita se retiraba, Reina se envalentonó y decidió irse con ella.  Al llegar la noche comenzó la llorona, era un intento de llamar la atención a las demás personas y no hubo más remedio que hacer que el buen tío ensillara el burro Bartolo y enrrumbara a casa llevando a la niña de vuelta.  Debían pasar una quebrada que en invierno tomaba agua haciendo que las personas le temieran.  

La mamá de Reina estaba preparando el gofio que tomaban antes de acostarse cuando oyó el silbido igualito al sonido que emiten los monos araguatos,  a lo que ella responde en medio del corredor:

-"Ahí viene mi muchacha, oye, Efrén el silbido"

Pero, hombre al fin, incrédulo, Efrén respondió:

- "Esos son los monos araguatos que están cerca de la laguna"

Pero en un abrir y cerrar de ojos llegó la muchacha, montada en el burro, con sus ojos más chinos de lo normal, de tanto que había llorado. Abrazó a su mamá, era la separación más grande que había vivido: no dormir al lado de ella, en su chinchorro, al calor de su hogar.

Los niños aprenden a tomar interés  por la creación de Dios y por los animales y los sonidos que emiten para comunicarse con los demás  como aviso de que se acerca un amigo o un enemigo.

¡Sabia Naturaleza, cuánto te amo!


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