A Camila le encanta comer arepas.
Es una arepera nata cien por ciento.
Le gustan rellenas con queso, tajadas, aguacate...
Pero eso sí, hay un detalle: Debe tener forma de una carita feliz.
O sea, a la arepa se le hacen dos
agujeritos que asemejen los ojitos y una hendidura que represente una boquita
sonriente de largo a largo.
Ojalá que los adultos sonriamos cuando nos comamos la arepita y no
pensemos en otras cosas sino en darle gracias a Dios por el pan diario como
reza el Padrenuestro.
Carmen Muñoz de González, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela.
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