Por Carmen Muñoz, viuda de González.
Doy las gracias a todas las personas que generosamente me ayudaron material y espiritualmente en tan duros momentos que pasé por la pandemia tan cruel que atacó a mi esposo.
Dios obró misericordiosamente por medio de mucha gente para consolarme, siempre hubo una mano amiga que apareció justo en el momento de satisfacer mi necesidad.
Una palabra de consuelo durante un momento difícil ofrece un rayo de esperanza.
Gracias a todos esos Angeles que envió Dios en su debido momento
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