Por: Carmen Muñoz de González
Villa de Cura, estado Aragua
Al volver sus hermanos a Italia, su patria natal, él solo manejó su establecimiento, pero, eso sí, con su misma mística al arreglar y reparar zapatos.
En las tardes se reunía con un grupo de paisanos a compartir el cigarro, el café y el diálogo ameno sobre cualquier tema en la célebre Zapatería San Jorge.
Fue un buen trabajador. Eso de que los lunes los zapateros no trabajaban por ser su día él nunca lo practicó. Pasaba cuatro veces al día frente a mi casa yendo a su zapatería o regresando de ella con paso contado, corto y seguro, a ejercer su arte que como él ninguno.
Mi ahijado Efrén amaba unos zapatitos azules, pero como ya estaban un pco deteriorados, su mamá se los dió al musiú -como lo llamábamos cariñosamente- para que los reparara. Él los trajo a los pocos días. Quedaron como nuevos, pero decidió cambiarlos de color pintándolos de negro y qué rabia para ese muchacho que
no entendía que eran los mismos ¡Capricho de niño! Y luego -quién lo iba a pensar- pasó a ser nieto del musiú ya que emparentó con su nieta María Gabriela.
¡Qué cosas tiene la vida, caray!
COMENTARIOS A ESTA ENTRADA
De Rafael Rodriguez Galindo A propósito de este relato acerca de nuestros personajes populares, yo pregunto: A quién se le va a ocurrir escribir acerca de los cuentos de Meneco?. Debe ser, digo yo, una persona de fina pluma como la que escribe estas notas.
NOTA: La imagen es solo referencial, no corresponde a Don Jos é Zocco. Ha siddo tomada del sitio web http://mialcala.blogspot.com/2010/07/evocaciones-alcalainas_4827.html
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