domingo, 13 de agosto de 2017

EL LECHERO


Oigo pasar por mi casa a un chico carrito en mano - de esos carritos que uno lleva al mercado - cargado con un bidón de leche de vaca y me acuerdo del cuento que solía referir mi abuela - que en gloria esté - de un muchacho quien también vendía leche de vaca acá en Villa de Cura cuando nuestro pueblo era mucho más pequeño que ahora.

Venía el lechero montado en su burrito cargando su cántara para repartir su mercancía. Antes de llegar hasta el pueblo hacía siempre una parada en el Pozo Azul del Río Curita que solía correr silencioso y despacito.  Allí, junto a la vega de los Carabaño y la gente, placidamente, solía contemplar el paisaje.

Un día a una señora le tocó la rifa y al verter la leche en una olla para hacerla hervir la reciben unos saltoncitos - larvas de zancudo - nadando en ella.  Al otro día esperó al joven lechero y le dijo:

- "¡No sea pícaro, no le eche agua a la leche!"

A lo que contestó él:

- "¡Ay, mujer, no digas eso. Esta es pura leche de vaca la que yo vendo!"

Como dice el dicho: 
"El que trabaja con agua nunca pierde"


Carmen Muñoz de González




martes, 8 de agosto de 2017

INICIOS DE VILLA DE CURA (LA LEYENDA DE POZO AZUL)


Los indios Cura, nuestros ancestros, habitaban estos parajes plácidos y felices comiendo lo que la naturaleza les proporcionaba, Al llegar el conquistador todo cambió y hubo una lucha de poder en la que el cacique murió. Su compañera lloró desconsolada sobre el cadáver la pérdida de su querido guerrero por tres lunas.

Tanto el cacique como su mujer se petrificaron y en medio de las dos piedras nació un riachuelo, el Curita, claro y cristalino como la luna llena.  Corría apresurado a regalar su preciosa agua formando un pozo, “Pozo Azul” – supuestamente-.

Con el correr de los años la gente le atribuyó poderes mágicos. Sus aguas eran tan transparentes que destellaban reflejos azules.

Una vez, un grupo de muchachos fue a disfrutar las delicias de Pozo Azul. Era época calurosa, todos reían y gozaban. Uno de los jóvenes se lanzó en clavado a las cristalinas aguas y al volver a la superficie relató haber visto diversidad de peces con diferentes colores como de piedras preciosas: rubíes y granates que brillaban al reflejo del sol.

A todo el que se bañaba en aquel pozo, ahora ya lamentablemente seco, su imaginación le hacía una jugarreta, creando diferentes historias en torno a él  De lo que sí podemos dar fé como de cierto es que en aquellas grandes piedras estaba la cantera de Calidrat.



Carmen Muñoz de González



NOTA: La foto es sólo referencial para ilustrar el artículo y la tomamos de la página web 
No tenemos noticia de que se conserven mágenes fotográficas del Pozo Azul de la leyenda.