viernes, 1 de febrero de 2019

PRÉSTAME EL HUESO PA' LA SOPA, COMADRE



 

Nuevos tiempos, otro devenir histórico y recuerdos de los tiempos pasados, claro que no vividos por mí, puro cuento oral, tradición, donde se oía que los vecinos se prestaban el hueso para hacer la sopa.

Eran casas que tenían grandes solares, olor a leña, porque cocinaban en fogón y en las pesas, donde vendían carne, regalaban los huesos, seguramente con suficiente carnita para que se aprovechara la proteína. Hoy en día los venden bien caros el kilo ¡Y peladitos! ¡Dan pena!

Me viene a la memoria el cuento del esclavo que lo que le daban era el caldo y el hueso. Estaba regordete y el amo flaquito (Se comía é toda la carne pero...era el puro bagazo ya que la sustancia quedaba en el caldo).

Las personas de aquel tiempo convivían en buena voluntad. Con el más llano saludo se oía:

-Comadre, pásame el hueso pa'la sopa

Con vituallas que sembraban en su solar hacían su gran banquete y ¡A comer, tripones!

Había en el pueblo un hombre sanote él que se dedicaba a hacer mandados. Su nombre era bíblico: Zacarías. Luego del encargo lo pasaban a la cocina para darle alguito. Él, contento, decía:

-¡Aprovecha, Zacarías, que esto no es todos los días!

Hambre, miseria, pobreza, siempre ha habido, pero la fraternidad, el amor al prójimo, era mayor. Ahora la mezquindad, el pensar no puedo compartir algo prevalece.

Pon tu confianza en Dios, Él es nuestro proveedor y no nos desampara. Estamos viviendo por su misericordia y el amanecer volverá mañana a nuestras vidas.



Carmen Muñoz de González, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela



COMENTARIOS:

Landis Lecumberre  Ja, ja, ese cuento del caldo y el hueso me recuerda a un compañero de clases allá por 1971 de nombre Luis Licón, de Villa de Cura que fue al primero que se lo escuché. Él se graduó de bachiller en el liceo Roscio, creo que en 1974, pero estudiamos juntos, aunque no recuerdo qué año escolar. Solo recuerdo que tenía los ojos como rayados, el acné de la juventud le dejó huellas en el rostro. Era delgado, y jocoso por demás. Él viajaba de Villa de Cura a San Juan todos los días. Dios bendiga a Luis dondequiera que se halle.






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