lunes, 12 de octubre de 2020

UNA EXTRAÑA PROFESIÓN

 



Los pueblos con su simplicidad en ver la vida. No nos había " arropado" la tecnología y la botica, la pulpería y el bar eran los sitios donde los paisanos desahogaban sus penas, contaban historias. Sitios dedicados a la compra y a la conversación diarias.


El boticario de mi pueblo, predecesor (aunque sin parecido alguno) del actual farmacéutico, era una especie de "torero": "capoteaba" al que iba con "mal de amores", rabioso, melancólico, pesimista... En fin, tenía una sabia medicina para cualquier dolencia. Un día llegó Pilo muy angustiada ella, tanto, que podía "subirse los justanes a la cabeza" y no se daría cuenta. El señor boticario trata de calmarla de ese desasosiego que presenta y la interpela:


-" Bueno, mujer ¿Qué te atormenta tanto?"

- "¡Ay, Tulio, ese muchacho mío que no se entiende! ¡Ahora dizque va a estudiar para su condición en vez de prepararse en algo normal!"


-"No, chica, dale gracias a Dios que llegue a Bachiller aunque sea ¿Cuál es el problema?"


Carmen Muñoz de Gonzalez, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela




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